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Asalto Misionero: Familia Rodríguez Reyes

El pasado sábado se llevo a cabo una de las actividades que más disfrutamos como iglesia, y es el "Asalto Misionero", y esta vez la "víctima" fue la querida familia Rodríguez Reyes. La hermana Sonia Suárez, directora del departamento de obra misionera y ayuda a la comunidad de nuestra iglesia, preparó un lindo arreglo floral y una caja con alimentos que se le entregaron a ellos. Pero más que flores y alimentos, quisimos entregar todo nuestro amor y con actos demostrar cuán apreciada es esta familia para nosotros.




El llamado cristiano de ayudar a los necesitados nos invita a vivir de acuerdo con los principios de amor, compasión y servicio que Jesús enseñó durante su vida en la tierra. Es un recordatorio de que nuestra fe no se trata solo de creer en palabras, sino de actuar de acuerdo con esas creencias.


Cuando respondemos a este llamado, abrimos nuestros corazones y manos a aquellos que enfrentan dificultades y carencias. Nos convertimos en instrumentos de esperanza y consuelo para aquellos que están pasando por momentos de adversidad, enfermedad, pobreza o soledad. Al hacerlo, podemos aliviar el sufrimiento y ofrecer un apoyo tangible y significativo.


Ayudar a los necesitados no solo implica proporcionar recursos materiales, como comida, ropa o refugio, sino también brindar apoyo emocional, escuchar, dar aliento y ser un faro de esperanza en medio de la oscuridad. A veces, incluso un gesto pequeño puede tener un impacto significativo en la vida de alguien. Al comprometernos con el llamado cristiano de ayudar a los necesitados, también nos volvemos conscientes de nuestra propia humildad y dependencia de Dios. Reconocemos que somos bendecidos con recursos y habilidades que podemos compartir con generosidad. A través de nuestra disposición para servir a los demás, mostramos gratitud por las bendiciones recibidas y expresamos nuestro amor hacia Dios y hacia nuestros prójimos.


Este llamado nos desafía a salir de nuestra zona de confort y a estar dispuestos a sacrificarnos por el bienestar de los demás. Nos enseña a ver más allá de nuestras propias necesidades y a ser sensibles a las necesidades de los demás. Al hacerlo, cultivamos una mayor empatía y comprensión hacia los demás, construyendo puentes de amor y solidaridad en nuestras comunidades. El llamado cristiano de ayudar a los necesitados nos recuerda que somos llamados a ser la voz y las manos de Jesús en el mundo. A través de nuestras acciones compasivas, podemos marcar una diferencia duradera en la vida de aquellos que están pasando por dificultades. No solo estamos ayudando a satisfacer sus necesidades físicas y emocionales, sino también compartiendo el amor incondicional y transformador de Dios.



Gracias Señor por darnos la linda oportunidad de amar con hechos y palabras a esta hermosa familia.



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